martes, 15 de noviembre de 2011

Pasos

La expresión de la enfermera me indicaba que algo no marchaba bien. Con cada contracción, los latidos de su pequeño corazón se detenían. El parto natural ya no era una opción, así que me sacaron de la sala para proceder con la cirugía que permitiría que finalmente pudiese tenerla en mis brazos.

Hasta ese momento pensaba que la bilirrubina era solo una canción. Tuvo que permanecer varios días en cuidado prenatal hasta que mejorara su condición.   Dieron de alta a mi esposa y ella permanecía hospitalizada. En su frágil cuerpo, ya no encontraban las enfermeras de donde sacarle mas muestras de sangre. Al cuarto día, a metros del hospital, una terrible explosión que le costo la vida a 33 puertorriqueños e hirió a unos tantos mas producto de un descuido de una compañía de gas. Yo acudía al hospital para solo poder verla detrás de unos cristales. Eran días difíciles en buenos tiempos. Hoy, tenemos días buenos en difíciles tiempos.

El jueves diecisiete cumple quince años. De aquella bebe inquieta, hoy tengo una radiante señorita. Tiene el domesticable don de decir lo que piensa. Tiene el sentido del humor de su abuelo, los ojos del padre, la estatura de su bisabuela y mucho de su madre. Todo esto y mas la hacen única y especial. De pequeña llegaba a los sitios y presentaba a su hermana mayor. Sicóloga sin titulo. Lo que no se alimento estando en el vientre, comenzó a hacerlo tan pronto vio la luz del día. Ya da sus pasos en la cocina, digamos que sin comer no se queda. Come de todo y no exige nada. Cuando mas exige es a la hora del desayuno.

Tortilla rellena de queso. Nuez de mantequilla sobre el teflón del sartén a media temperatura. Dos huevos por comensal y uno para el sartén. Deja que la espátula te ayude a cuajar los huevos batidos ya vertidos. A punto de secarse, añade el queso de tu preferencia en la mitad de la tortilla dejando los bordes libres. Dobla en media luna dejando que se unan las dos mitades. Unos minutos por cada lado, salpimentar a gusto y sirve con pan tostado. Que el aroma del café recién colado te abra el apetito a punto de desmayo y un jugo de naranja fresco te impulse a la carga de ese nuevo día.

El viernes bailare con ella. Con la autoridad que le da la habilidad que heredo de su madre, seguro se reirá de mi veitiunico paso de baile. Yo, solo le pido a Dios que guíe los pasos de ella.

lunes, 7 de noviembre de 2011

La Flor de Mayo

Pienso que mientras peor anda la economía, mas alarga el comercio las ventas de época. Ventas de regreso a la escuela en junio. En agosto, comenzaron con el asunto de las calabazas. En septiembre, junto a los pertrechos para la temporada alta de huracanes, comenzaron con los pavos. Y desde el fin de semana pasado, los adornos navideños, que supongo estarán en venta hasta luego de las octavitas.

Hace algunos años acudí a una de esas mega tiendas -de las que me resisto a entrar- un veintipico de diciembre y no tenían carbón para la barbacoa porque no estábamos en verano. El primero de enero siguiente nos fuimos en bote a la playa con toda la familia. Tal perece que a la alta gerencia se olvida que vivimos en una isla tropical.

Quien ose indicarme cuando darle gracias a Dios por mis alimentos, vive equivocado. Esta absurda comercialización de todo, le quita el verdadero sentido a la vida. El “sacar” ese día especifico para felicitar a quien corresponda según el calendario, a primera vista, no parece reprochable. Como reprochable lo es agradecer, solo una vez al año.

El pasado fin de semana, como en muchas ocasiones, dimos gracias a Dios. Sin esperar el ansiado día separado para eso. Sobradas razones habían para así hacerlo. Por la familia, por nuevos amigos y por viejos amigos. Compartimos con amigos la melancolía de la emigración, pero celebramos la alegría de un encuentro con nuestras raíces y con nuestra cultura. En un suburbio de los EEUU, celebramos a Argentina, Méjico, Puerto Rico y Cuba. Carne asada, chimichurri, patatas tiernas, huevos rancheros, tacos al pastor, carne de cerdo frita, ropa vieja, yuca con mojo, amarillos, moros y cristianos. Malbec separado en Mendoza, tequila reposado en Jalisco y rones añejados en Ponce y en Las Villas.

Un extenso menú dictado por los recuerdos de algún aroma en el farmers market. Cilantro, yerba buena, perejil, ajo, limón y frijoles que se juntaron con el de ron, tabaco y café. Aderezado con un algo de música. Salsa, aguinaldos, trova, danzones, mambos y lounge del caribe para abajo.

Mientras más insiste el comercio, mas me resisto. Rebeldía que algunos ven como absurda, pero que yo se la achaco a la terquedad que dan los años. En estos días que se avecinan y siempre, celebra, ama, comparte y agradece de la forma que mejor entiendas, que hasta con una flor basta, pero hazlo sin ataduras ni calendarios. Y que en lugar de agradecerle a Dios por todos los alimentos que recibiste, no tengas que pedir perdón por todo el desperdicio que hayas generado.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Gira Escolar

Cuando bajaba en el elevador de aquella agencia de gobierno que frecuento, llevaba una mezcla de tristeza, rabia y vergüenza. Cada vez que la visito, me reafirmo en que no todo el que cobra un sueldo del gobierno es, precisamente, un servidor publico. Menos mal, que al cruzar la avenida y pasar caminando frente al museo de arte que allí se encuentra, me encontré una gira de niños de escuela publica prestos a entrar a la exposición en curso. Campeche, San José y el niño, los esperaban con esperanza e ilusión que por un momento perdí.

Bastaría con que solo uno de ellos, sintiera la inquietud por manejar un pincel, para que esa visita fuese productiva. Que entendieran que existen múltiples formas de manifestarse, de comunicar, de expresarse o de protestar. Que un pueblo sin cultura es un pueblo vano. O tal vez, que lo que vivimos, pudiese inspirar otro Guernica.

Ver los niños observando un cuadro con la misma mirada que el pintor le dio luego del último trazo. El ver sus cabezas moviéndose de lado a lado buscando formas. El verlos sorprendidos cuando los ojos del cuadro los siguen con su mirada. La sonrisa picara al ver la mujer del cuadro con los pechos descubiertos. O quizás solo preguntarse quien será “el viejo del cuadro ese”. Bastaría con que la experiencia fuese tema de conversación en su casa junto a sus padres.

La única “obra” que considero fuera de lugar en aquel museo, es el lujoso restaurante que en el habita. Sillas para blancos pescuezos y tarjetas doradas. Obra que los niños no podrán disfrutar. Tendrán que por el contrario, ir de vuelta su comedor escolar, donde seguro los espera un agradecido arroz con habichuelas. Que si sobro del día anterior, no estaría nada mal, que se lo dieran manposteao.

Sobrante se arroz blanco, con su contraparte de habichuelas en un sartén caliente donde previamente bailaron en un chorro de aceite de oliva algunos trozos de jamón o tal vez longaniza o tal vez chorizo o lo que te de la gana. Algún ají dulce. Algo de cilantro picadito. To’ junto contento y bailando durante un rato. Siente el olor que te moja la boca. Raja de aguacate, algunos tostones para ayudar al tenedor y un poco de pique criollo para que al día siguiente, lo puedas recordar.

Bastaría que cuando los platos vieran, la paleta de un artista les pareciera.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Sin Titulo

La utilizaste a ella para volver a seducirme luego de veinte años. Viejos deseos que, después de tanto tiempo, encontraban una salida…

Centenario tu aniversario la próxima semana. Veintitrés de septiembre de emociones mixtas. De tu fundador recordamos “A Laura” y olvidamos sus “Cantos de Rebeldía”, cuando por “La Brecha” deberíamos andar. Otra parte de mi vida, en tu día, te obsequiara con bomba y plena.

Me regocijo con lo que me brindaste cuando tuve el privilegio de estudiar en tu campus. Me regocijo con los que hoy, cargan tu nombre sobre sus hombros. Me regocijo con la vocación que nos llevaste a descubrir. Me regocijo con los que hoy la buscan, de los que, con sufrimiento, sentirán el placer de encontrarse a si mismos.

Múltiples memorias me iluminan el rostro. De aquellos jueves eternos. Del aguacero de la una en punto y llegar mojado al 121. De mantener el secreto del baño del segundo piso en el edificio de enfermería. De improvisar una barbacoa usando parrillas de nevera vieja sobre cuatro piedras, para asar pollo extranjero congelado de a dos cajas por cinco pesos.

Deja marinar las piezas del pollo en mejunje de limón, ajo machacado, sal, pimienta, orégano y romero -del que recogiste en el patio-. Déjalo el tiempo que se tarda el alcohol en hacer efecto. O sea, que mientras más lento el Cuba Libre, mejor sabor tendrá el pollo. A fuego indirecto en la parrilla, siempre vigilando los jugos para sellarlo. Al final, par de minutos por cada lado a fuego directo sin descuidar. Del limón de tu próximo cubita, exprimele un poco al ave, y sirve.

De todo ese tiempo que pasamos juntos, no tengo la menor duda, de lo bien que sabes, como despertar mis pasiones.

Antes, ahora y siempre, Colegio!

lunes, 29 de agosto de 2011

Encuentro en Re

Pienso que la diferencia entre encontrarse con un viejo amigo y un buen viejo amigo, es que con el segundo, fluye espontáneamente, en el recuento de lo que ha sido durante los pasados años, que no todo ha sido color se rosa. Que el pasado y el presente, no han sido perfectos, como tampoco lo somos nosotros y los nuestros.

Pueden, de alguna forma, los recuerdos activar todos los sentidos. Así como los sentidos, activan los recuerdos. Hablando contigo sentía olor a madera recién cortada y no recordaba de donde. Creo que era tu padre. Me pasaba por la mente un Don Quijote de papel mache. Sin duda, que era tu madre.

De caminar descalzo por el fango en las mareas de La Parguera. Del disco de Pink Floyd que no para de dar treinta y tres revoluciones por minuto. Del olor de aquel repelente de mosquitos de la lata anaranjada que comenzaba a sentirse luego de disfrutar del mas hermosos atardecer. De los otros olores que traería la noche. De la lágrima que corría las mejillas de la profesora. De la piel salada y el pelo tieso. Del sonido único de una vela en el viento. Del sabor del ron con lo que fuera y del vino malo no por barato. De la foto que nunca vimos, pero todos imaginamos. De las veces que intente hacer una frita cubana en aquella caseta sobre el mar y que, aunque sin éxito, el resultado apaciguaba el hambre.

Receta que no consigo y que aun intento. Me limito a la combinación que más me gusta y que más me recuerda el placer de aquella primera vez. Carne molida de res coronada con chorizos de lata. Sal, pimienta, ajo en polvo y un punto de pimentón dulce. Mezclado todo a mano. Forma bolas en proporción al pan de hamburguesas que consigas. Sobre la sartén bien caliente, aplasta cada bola y cuece hasta tu punto de cocción preferido. Papas fritas en juliana bien crocantes, un poco de ketchup y una cerveza fría.

En ese encuentro se aclaran dudas que habían quedado. Y nos reímos de alguna que otra cosa que hoy sabemos, fue una tontería.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Dias Acumulados

No se que busco cuando corro hacia la esquina de la isla que me vio nacer. Si se, de muchas de las cosas que voy a encontrar. Pero siempre me aguardan alguna que otra sorpresa…

Encontré un candente sol y poca brisa. Verdes y azules de agua salada. Ostiones y cocolías. Sábalos, júreles y colirrubias. Al pescador convertido a guía turístico. El aguacero pasajero en la tarde. La cerveza fría en el mismo garito y con un viejo amigo sentado en la misma silla desde hace treinta años cerveza en mano. Al viejo vecino con más achaques y el mismo cariño. El viejo bote que me espera cual perro fiel para su paseo. Saludos y abrazos. Descanso en el cansancio. Y a la madre abnegada que sola me recibe con mi comida favorita.

Sorpresa el nuevo barbero en la vieja barbería. Sorpresa en que se siente el crimen. Sorpresa en la basura que nos arropa y no preocupa. Sorpresa de ver mas gente desayunando en un fast-idioso lugar que en la panadería del pueblo. Sorpresa en no encontrarte. Sorpresa en saber quien es el nuevo “loco” del pueblo…

Alegría me dio ver al amigo rockeando con la mayor intensidad que en los 70’s, pero con menos humo. De ver aquella que en sus veinte era la fantasía de todos,  más radiante y segura luego de treinta años. De jóvenes tarareando viejas canciones y “viejos” bailando y cantando nuevas canciones. De aquel que era tímido y hoy extrovertido. Del que vive hoy, sus sueños de ayer. Del que salio de las pesadillas de ayer, y tiene un prometedor futuro. Alegría me dio compartir con nuevos amigos viejas experiencias. Alegría me dio compartir placer en lo sencillo.

De encender la estufa mientras descorchas una botella. Panceta en la sartén caliente. Batir algunos huevos y añadirle al rey de los quesos –por lo menos en Italia- rallado. La pasta al dente sobre la panceta, añadirle la mezcla de huevos y queso. Mezclar todo bien y servir como si fuera un nido.

Lo que jamás esperaba fue, poder escuchar el canto de los delfines por primera vez

jueves, 14 de julio de 2011

Aniversario Segundo

Una tarde conversando con un amigo que pasa los sesenta abriles, me comento, que de toda su vida, los momentos que más recordaba como gratos, comprendían solo seis años de su vida. Desde ese momento, intenta vivir la vida intensamente y recuperar, según el, algún tiempo perdido.

Como ustedes saben, en los aniversarios  antes de celebrar, saco un tiempo para reflexionar, digamos que a manera de un examen de conciencia.

Reconozco que, durante este segundo año de esta experiencia blogera, se me hizo un poco más difícil escribir. Se me hace difícil escribir sin reflejar lo que siento, en eso respeto a los escritores “bonafide” que se embarcan en esas aventuras maravillosas, producto de una imaginación privilegiada y no dan el menor indicio de su yo ahora. Digamos que en lo personal, se me hace difícil permanecer indiferente a lo que pasa en nuestro entorno. Reflejo de eso son los comentarios políticos, religiosos o sociales que en ocasiones se me escapan. Temas sensitivos para algunos o para todos. Pero tratándose esto, de una especie de bitácora personal, intento ser lo mas sincero posible, primero conmigo mismo, y luego, con todos ustedes. Y en la medida que, por lo menos uno de ustedes, o se identifique con lo que en este espacio virtual escribo, o me comprenda, esta experiencia habrá valido la pena.

Seguiré pues, intentando demostrarles que la cocina es reflejo de la vida misma. De que todo “ingrediente” en nuestra “cocina” merece un respeto. De que tenemos un mundo de “utensilios” para salir adelante. De que, sin decir palabra alguna, tenemos la forma de demostrar que me importas, o decir te amo. De que basta con dos ingredientes, para demostrar deseo. De que para llegar a la habitación, tenemos que pasar por el comedor.
De la seducción de los olores y de lo que nos refrescan los sudores. Que de una fruta pasada, se pueden hacer maravillas. Que de un vegetal quemado por fuera por el fuego intenso, el sabor de su pulpa te puede hacer llegar al cielo.

Quémale la piel a un pimiento en alguna de las hornillas, luego remuévela bajo el agua y córtalo en tiras removiendo sus semillas. En una sartén con un chorro de aceite de oliva, dora un ajo. Corta en tiras un pedazo de carne sobrante del día anterior. Todo a bailar en la sartén. Sirve sobre una tortilla de trigo con un poco de cilantro y cebolla cruda picado pequeño. Unas gotas de picante y una cerveza fría.

De esa forma sencilla podrías, por ejemplo, decir “gracias mi amor”, y te sobraría tiempo para vivir intensamente la vida.



    

jueves, 2 de junio de 2011

De Graduaciones

Son días difíciles para algunos. Llega el momento de darle con el ala al pichón para que caiga del nido y comience a volar por si mismo.

Días de celebración. De ver metas cumplirse. De aceptar o rechazar, nuevos retos. “Milestones” de nuestra vida. Días de tomar decisiones que nos marcaran para toda la vida. Algunos, ocupando el papel protagónico de su vida misma, tal vez por primera vez.

Días propicios para -que en el colectivo familiar- pasar revista de nuestras capacidades, de nuestros anhelos y de nuestras actitudes.

El yo estudiante se regocija. Me recuerdo en aquellos días. Me reflejo en el espejo de mis hijas, mis sobrinos y los hijos de mis amigos.

El yo padre se enorgullece. Lo recuerdo en aquellos días. Viendo a su hijo subir peldaños que él no pudo subir. Me reflejo en él, intentando ser yo mismo…

Días aquellos en los que, recién llegado a la universidad, comencé a cocinar.  Con lo de la escusa de que “la piña esta agria”. Casi treinta años han pasado y más agria esta la piña.

La cocina para sobrevivir, primero. La cocina para compartir lo poco, luego. La cocina para relajarme, un poco mas tarde. La cocina para seducir, tarde digamos – aunque nunca es tarde si la dicha es buena, reza el refrán popular-.

El sartén se convirtió en aliado. Múltiples embelecos de aquello con lo otro. De lo que hubiese con lo que no faltaba. Que hoy me falto de esto y me sobro de lo otro. De que siempre me falta un ingrediente que pedirle a las vecinas y que siempre me sobra algo que ofrecerle a las vecinas. Días aquellos de uuummm, que rico huele y días de apaga la estufa que se te quema… de echarle la culpa a la mezcla de ron con jugo de uva Welch.

De nuestra primera compra juntos, del jamón de pavo que me sonaba a disparate, de las pechugas en mantequilla, que aun hoy, todavía comemos juntos y que nuestra hija aprende. O que le enseñamos, para que no venga un buitre a pretender enseñarle…

De tropiezos, algunos. De errores, bastantes. Como error seria hoy, cortarle el vuelo, y no dejarlos nunca volar.  

viernes, 13 de mayo de 2011

De Madre!

Si, ya se que 32 días son mucho tiempo sin escribir, pero son paréntesis que son necesarios. Dejo el teclado para momentos más sosegados, no sea que comiencen a salir palabras que puedan herir sensibilidades. Cosas, personas, situaciones, actitudes que sencillamente, nos drenan el alma. Espacio que la rabia siempre busca ocupar. Están en todos lados, los que las provocan y los que las sufren. Como dice Facundo Cabral, el problema con los pendejos es que son muchos…

Veo los políticos y no puedo evitar pensar en la escena de la película Titanic donde los músicos tocan mientras el barco se hunde. Bin Laden esta muerto y me pregunto si prefiero los fanáticos con un líder o a algunos tontos con iniciativa sueltos. No se que ni que pensar del congreso del partido único en Cuba, digamos que no llego ni a medio paso al frente. Los japoneses siguen solos en su reconstrucción, tal como en Hiroshima y Nagasaki. Para ellos, una buena dosis de indiferencia internacional. Duda alguna no tengo de qué volverán por sus fueros, solo espero que recapaciten en su insistencia en la matanza de ballenas. Las calles, rojas de sangre. Se menciona el terrorismo y los federales sacan un nacionalista de su pecera. Que confusión la de ellos. Y en nuestro capitolio se escucha, ¡Viva! ¡Hay fiesta! ¡Regresan los barriles de tocino!

El Barça y el Real Madrid nos dieron un respiro. Juan Pablo II fortaleció mi fe. La marcha en Adjuntas era necesaria. Veo a mi hija mayor con sus compañeras comenzando su último año de secundaria llenas de esperanza y me contagio. Celebramos las madres en familia y por la familia. Y el cinco de mayo, siempre es buena razón para un tequilazo. Pero no como dice un amigo, “bebamos, pero solo hasta caernos”. Cinco de mayo, glorioso ejemplo latinoamericano. Hermosa herencia la cocina mexicana. Mezclas infinitas de ingredientes simples. Con picante como la vida misma.

Basta con maíz, tomate, cilantro, cebollas, chiles y ajos para hacer maravillas. Cerdo, pescado, camarones, pollo o res. Hojas y semillas que se funden en un mortero. Imposible dejar fuera el seductor xocolatl. Patrimonio universal, rica cultura. Gracias México.

¿Cuál será nuestro día en el calendario?

jueves, 7 de abril de 2011

Electiva Libre

¿Podrá ser la guerra solución a la guerra misma? Absurdo como dos hermanos que no se hablen ni se traten.

En ella descubrí pasiones. Efímeras algunas, perpetuas y definitivas otras. Entre licor y humo confundí el amor. Me hizo chocar con la pared de mi persona, como quien necesita romper un cascaron para descubrirse así mismo. Seguro estoy que no fui el único, universidad del alma.

Amplio el currículo que nos atosigaron y que tanto criticaba. Doce electivas socio-humanísticas, nueve electivas libres y un tanto más de electivas departamentales. Sin contar con los créditos -y descréditos- extra curriculares, como los jueves en El Garabato y los domingos en el Combate.

Tú de electiva tomaste el curso de fotografía del que hoy todos disfrutamos. Através de tu lente vemos con tus ojos verdes como se desnuda tu alma. Me identifico con el árbol que se ve desde tu ventana. Se deshoja en otoño para soportar el frío invierno y en cuaresma reverdece para recibir la pascua. Tu foto de la niña junto al árbol, de la madre con su hijo, del arcoiris que te sorprendió en el camino, del atardecer de tu isla, de la uva que espera ser prensada para convertirse en vino, del garito de pizza que me provoca hambre y de otras, que sabes, nos acarician el alma.

Fermento y agua tibia a la harina, pizca de sal, aceite vegetal, amasar con firmeza y dejar reposar, tus brazos y la masa hasta que doble su volumen. Sofreír el embutido de tu preferencia para remover todo exceso de grasa. Tomates frescos cortados pequeños y removido su liquido, ajo, albahaca fresca cortada bien fina, mozarella fresca y un buen parmesano. La masa descansando sobre el molde, luego el queso mozarella, sobre el queso la carne y sobre la carne los tomates con todo lo demás, coronar con el parmesano rallado. Quince minutos de calor intenso… luego veinticinco o treinta minutos a un fuego mas bajo…serán suficientes. Algo frío para apaciguar tu calor y el mío.

Amiga, hoy otros surcan sus aulas buscando respuestas, otros se encuentran buscando preguntas, otros conocerán el amor de su vida, otros el amor por la vida y algunos otros se darán cuenta de si mismos. Mas yo, furioso estoy, con los que pretenden ultrajarla con un nuevo edificio para la guerra.

lunes, 14 de marzo de 2011

Conservas y Palabras

No se si a ustedes le sucede lo mismo, pero hay comerciales tanto en televisión como en radio que para poder entenderlos tengo que sufrir. Creo que la lectura de La montaña Mágica de Thomas Mann, en su idioma original, resulta menos compleja. Pero ese no es el punto. Ha salido en nuestra tierra una serie de capsulas radiales que me fascinan. Mas aun, por el trabajo que en ocasiones paso buscando alguna palabra que me ayude en mi fin de encontrar la mejor manera de poder comunicarme con vuestras mercedes, o sea con ustedes. Se trata de “español puertorriqueño, atrévete y dilo”, auspiciado por la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española. Definitivamente que me gusta un fracatán. Palabras que, por lo menos a mi, se me hacen bien difícil sustituir, sobre todo cuando intentamos transmitir lo que realmente sentimos. Pollina, boquete, frisa, fotuto, macacoa, jalda, pasme y fracatán, son algunos ejemplos. Palabras que llevamos utilizando durante siglos algunas, y otras relativamente nuevas. Papel también juega en esto la tecnología, con un bombardeo de términos nuevos prácticamente a diario, que poco a poco vamos incorporando en nuestra forma de comunicarnos. Y como no, de algunos disparates que logran colarse y no podemos evitar. Yo, por ejemplo, saben ustedes que utilizo el verbo “gugulit”, el cual aun no he podido conjugar, pero seguro estoy, de que todos ustedes lo entienden a perfección. Además, de que me facilita la comunicación con mis hermanos latinoamericanos, que cada vez que no entienden alguna jodida palabra proceden con el gugulit. Lo que encuentro en común en ellas es, la utilización. Todas, en alguna medida, son palabras de uso cotidiano. Y como sabemos, otras que desaparecen, por que lo que no se utiliza, se atrofia, se muere.

Lo mismo sucede con algunas técnicas en la cocina, se dejan de utilizar o se transforman, las olvidamos o las sustituimos por métodos mucho más saludables como añadirle cientos de químicos llamados preservativos – cuidado aquí, que preservativos en otras tierras se les llama a los condones- . Ejemplo de esto son los métodos de conservar los alimentos. Los quesos, los embutidos, el salar y/o ahumar las carnes y pescados, que en otras épocas eran formas de conservar alimentos, son hoy métodos altamente industrializados. Y a pesar de eso, los guardamos en la nevera y se dañan. Métodos que en su carácter artesanal, se vuelven un lujo. En eso, y en otras cosas, admiro a los españoles, que de esos artes milenarios han hecho una industria increíble con el mero hecho, y a fuerza de mucha voluntad, de mantener la tradición. Mientras otras culturas resuelven o intentan resolver esos antiguos problemas en un laboratorio a fuerza de químicos.

Otra de esas formas de conserva es el escabeche. Recuerdo que para esta época de cuaresma, en mi casa no podía faltar algún pescado en escabeche guardado en un envase de cristal que mi madre había heredado de mi abuela. Tradición que aun mantengo, aunque no en el mismo envase, que aun no heredo, aunque confieso que me he visto tentado a solicitarlo y la parábola del hijo prodigo siempre sale a mi encuentro. Un buen escabeche - ni yo tampoco – no se resiste a una vianda, a un arroz blanco con habichuelas, a un pedazo de pan o una simple galleta export soda.

El pescado, si no ha tocado el refrigerador mejor todavía, salpimentado lo paso por harina de trigo, lo sello en un poco de aceite y que se mantenga tierno por dentro, escurrirlo en papel absorbente. En una sartén, aceite de oliva, algunos dientes de ajo que dejo enteros para que el que no le guste los pueda sacar, que el ajo es de esas cosas que se aman o se odian. A fuego mediano, rehogar cebollas, algunas hojas de laurel y pimienta fresca. Terminar el mejunje con un chorro de buen vinagre. Baja el fuego. Acomoda el pescado en una fuente de cristal con el amor de una madre cuando acuesta a su hijo a dormir y arrópalo. Déjalo que duerma, y mientras mas tiempo repose mejor.

Volviendo con el asunto de las palabras y a la macacoa nuestra de cada día, entre los de la jalda y los jaibas que como bueyes cacheteros en yunta, utilizan gabán a cuenta de nuestros vellones, fichas, pesos, chavos y pesetas, que también cobran millaje y que insisten en dejarnos en la prángana y con un chin para vivir, y ante los últimos acontecimientos de estos días, antes de darle con una maceta, les digo que, para maceta yo. Y como realengo que soy, desde este preciso momento y para siempre, juro solemnemente, como ustedes no juraron, que no volveré jamás a utilizar la palabra honorable cuando a ustedes vaya a referirme.

sábado, 26 de febrero de 2011

Global Warming

El que el labrador amarillo ya no me ladre al pasar por la casa de su amo, me hace sentir bien. Luego de varios meses trotando durante las tardes, parece que se convenció de que mis intensiones son buenas. Después de todo, corro por salud, claro, luego de una visita al medico y encontrarme altos el colesterol y la presión sanguínea. Ese sentido que tienen los perros, de ver cuando alguien tiene buenas intensiones, falta en nosotros los humanos, la mayoría de las ocasiones.
 
 
Intenciones buenas tienen también, un grupo de amigos de Australia. En un mundo donde nos fijamos con demasía en las diferencias, ellos, buscando en las cosas que tenemos en común, han encontrado una forma para unir gente de diversas culturas. Bethany junto a varios amigos fundaron eatwithme, para unir a todos, los que de alguna forma, disfrutamos del comer y el compartir con amigos. Se están creando eventos en varios lugares del planeta a estos fines. Desde Melbourne, Buenos Aires o San Francisco, actividades tan sencillas como un picnic, donde lo importante es, lo que tenemos en común. Y no tengo duda alguna de que cosas buenas están pasando. Comprarle al agricultor cercano, compartir ingredientes del huerto, visitar un restaurante rural o comprar pescado al pescador artesanal, no puede menos que ayudar, de alguna forma a que vivamos en un mundo mejor.
 

El globo se calienta. Pero un nuevo calentamiento surge. Surge del calor humano, de ese calor de las buenas relaciones personales, de los buenos amigos, de compartir lo que nos preocupa y ocupa, de comprender las diferencias, del respeto, de lo que amamos y de lo que nos apasiona.


Nuevas y fantásticas combinaciones surgirán. De un bife de chorizo acompañado con syrah de Queensland, un malbec de Mendoza con carne en el outback, tomarse varios “schooners” acompañando un mofongo en el Pier 39, un “pavlova” de postre luego de comer lechón asado en las montañas de Cayey. De sentar juntos en una mesa a Banjo Patterson, Juan Antonio Corretjer, Miguel Hernández, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe y a Mario Benedetti. De escuchar a Soda Stereo, Sebastian Hardie, Eagles o bailar salsa con la Fania.


Posibilidades infinitas. Solo con un grupo de buenos amigos, buena compañía y algo de comida, pues buena es toda la comida que se comparte.


Me pregunto, si el perro fuese un boyero australiano o un dogo argentino, ¿aun me estarían ladrando?

domingo, 13 de febrero de 2011

Lasagna del Compay

Tengo que admitir que, en contadas ocasiones, me meto en la cocina por miedo a que me preparen “algo raro”. Y tratándose de mi compadre, que comía hasta piedras y se “convirtió al vegetarianismo”, se podía esperar que preparase cualquier embeleco con ingredientes extraños – por lo menos para mí -, por eso me ofrecí de voluntario para ayudarlo a cocinar, pero en realidad era, digamos que, algo parecido a una misión de espionaje.

Supongo que, siendo el, de los amigos que entienden hasta nuestras miradas, propuso un plato bastante “user friendly” para ser vegetariano. Así que entre aquella combinación de intriga, curiosidad e inhibición culinaria provocada por algunas copas de vino, procedimos a preparar una sabrosa lasaña.

Me dijo, “prepara tu la carne”, y saco una bolsa con “carne de soja”. La prepare imaginando que era molida de sirloin. Cebollas y zanahorias picadas pequeñas, ajo machacado, orégano, albahaca y tomillo rehogados en aceite de oliva, sal y pimienta, una lata de tomates orgánicos, consomé de vegetales, un toque de azúcar negra y un chorro de vino tinto. Cocinar destapado y reservar un poco del jugo del guiso. Los quesos de soja. Transamos por una pasta integral, pero igualmente se puede sustituir por berenjenas o zucchini en lascas y horneados previamente barnizados con aceite de oliva, sal y pimienta

El montaje no hace falta explicarlo, pero siempre sugiero pintar el molde con un poco del jugo que reservaste para que no se peguen las cosas. Para coronar, una bechamel preparada con leche de almendras y al horno.

Tengo que admitir que comí como un salvaje, y que no extrañe para nada aquel sirloin con el que estaba haciendo cerebrito.

Cerca del día de la amistad, un abrazo a todos de mi parte y en especial a ese compay cuya amistad-hermandad trasciende la sangre.

jueves, 3 de febrero de 2011

El dia catorce del segundo mes

Cuando ella le vendo los ojos, el pensó que se trataba de un juego. Pero ella lo hacia para que él pudiese ver a quien realmente amaba…

Lo que no pudo ser, te ancla al pasado, no te deja vivir el hoy y mucho menos el mañana. Te convierte en egoísta, y en el amor, no hay espacio para egoísmos.

Mes del amor le llaman, buena excusa para “redecorar” el comercio. Días de amor son todos y punto. Que reflejemos amor todos los días, es otra cosa. Pero después de todo, el embeleco para que se venda algo, lo disfrutamos todos. Así que, celebremos pues, conjuguemos eso corto y rojo verbo. Descorchemos alguna botella, que prefiero un vino malo acompañado que un Vega Sicilia Único únicamente la botella y yo. Algo de música romántica, la de vuestra preferencia -que romántico es un término muy amplio y subjetivo-. Comida afrodisíaca -otro termino amplio y subjetivo- de la del libro de Isabel Allende. Interesante lectura, pero en lo mas que concuerdo es que el ajo y la cebolla, no deben estar en la lista de ingredientes. De las recetas del libro, si le sirvo mariscos a mi esposa, seguro terminamos en la cama… pero en la de un hospital.

Flores, fresas y chocolate, alguna cava bien fría, no hace falta mas. Buen día para esconder los cubiertos y quedar descubiertos…  Y los niños, mándalos con la suegra, que seguro es de los pocos días que te lo va a agradecer…

sábado, 22 de enero de 2011

Fuegos Artificiales

Aquel 31 de diciembre, cuando comenzaron los fuegos artificiales, supe que ya él había llegado al cielo… Tardo su alma, algunas ocho horas en comenzar su viaje a la eternidad, luego de sucumbir a aquella enfermedad que mientras debilitaba su cuerpo, purificaba su alma…

Durante los nueve meses, los primeros, el siempre esperaba a mi esposa con aquel caldo espeso para aplacar la “mala barriga”. Estoy seguro de que de alguna forma, aquella sopa aporto más al ADN cubano de mis hijas que lo que haya podido aportar yo genéticamente.

Cocinero de domingo, aderezado con algún danzón o un mambo, Matamoros, Barbarito, Lecuona o Pérez Prado se paseaban por la casa. Olores por toda la casa. El caldero cantando sus sudores. El osterizer mezclaba algún daiquiri. Sin yerba buena, imposible el mojito…

Parte de la ceremonia era probar el caldo, solo primero, en una taza de café. Con unas gotas de limón y una pizca de comino, luego.

Mientras hervía aquel caldo de res, cientos de platanutres salían del sartén. Para picar algunos y para la sopa de plátano el resto.

Luego de blanda la carne con hueso del caldo, echar generosamente tostados platanutres homemade al caldero. Dejar el tiempo suficiente para que espese, se desbarataran la mayoría, los mas gruesos sobrevivirán al hervor. Servir caliente con un pedazo de pan, para al final, mapear el plato.

Sopa de plátano, sopa para revivir. Viejo, vive tu recuerdo entre nosotros y se mantiene vivo tu amor en nuestros corazones