jueves, 29 de septiembre de 2011

Gira Escolar

Cuando bajaba en el elevador de aquella agencia de gobierno que frecuento, llevaba una mezcla de tristeza, rabia y vergüenza. Cada vez que la visito, me reafirmo en que no todo el que cobra un sueldo del gobierno es, precisamente, un servidor publico. Menos mal, que al cruzar la avenida y pasar caminando frente al museo de arte que allí se encuentra, me encontré una gira de niños de escuela publica prestos a entrar a la exposición en curso. Campeche, San José y el niño, los esperaban con esperanza e ilusión que por un momento perdí.

Bastaría con que solo uno de ellos, sintiera la inquietud por manejar un pincel, para que esa visita fuese productiva. Que entendieran que existen múltiples formas de manifestarse, de comunicar, de expresarse o de protestar. Que un pueblo sin cultura es un pueblo vano. O tal vez, que lo que vivimos, pudiese inspirar otro Guernica.

Ver los niños observando un cuadro con la misma mirada que el pintor le dio luego del último trazo. El ver sus cabezas moviéndose de lado a lado buscando formas. El verlos sorprendidos cuando los ojos del cuadro los siguen con su mirada. La sonrisa picara al ver la mujer del cuadro con los pechos descubiertos. O quizás solo preguntarse quien será “el viejo del cuadro ese”. Bastaría con que la experiencia fuese tema de conversación en su casa junto a sus padres.

La única “obra” que considero fuera de lugar en aquel museo, es el lujoso restaurante que en el habita. Sillas para blancos pescuezos y tarjetas doradas. Obra que los niños no podrán disfrutar. Tendrán que por el contrario, ir de vuelta su comedor escolar, donde seguro los espera un agradecido arroz con habichuelas. Que si sobro del día anterior, no estaría nada mal, que se lo dieran manposteao.

Sobrante se arroz blanco, con su contraparte de habichuelas en un sartén caliente donde previamente bailaron en un chorro de aceite de oliva algunos trozos de jamón o tal vez longaniza o tal vez chorizo o lo que te de la gana. Algún ají dulce. Algo de cilantro picadito. To’ junto contento y bailando durante un rato. Siente el olor que te moja la boca. Raja de aguacate, algunos tostones para ayudar al tenedor y un poco de pique criollo para que al día siguiente, lo puedas recordar.

Bastaría que cuando los platos vieran, la paleta de un artista les pareciera.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Sin Titulo

La utilizaste a ella para volver a seducirme luego de veinte años. Viejos deseos que, después de tanto tiempo, encontraban una salida…

Centenario tu aniversario la próxima semana. Veintitrés de septiembre de emociones mixtas. De tu fundador recordamos “A Laura” y olvidamos sus “Cantos de Rebeldía”, cuando por “La Brecha” deberíamos andar. Otra parte de mi vida, en tu día, te obsequiara con bomba y plena.

Me regocijo con lo que me brindaste cuando tuve el privilegio de estudiar en tu campus. Me regocijo con los que hoy, cargan tu nombre sobre sus hombros. Me regocijo con la vocación que nos llevaste a descubrir. Me regocijo con los que hoy la buscan, de los que, con sufrimiento, sentirán el placer de encontrarse a si mismos.

Múltiples memorias me iluminan el rostro. De aquellos jueves eternos. Del aguacero de la una en punto y llegar mojado al 121. De mantener el secreto del baño del segundo piso en el edificio de enfermería. De improvisar una barbacoa usando parrillas de nevera vieja sobre cuatro piedras, para asar pollo extranjero congelado de a dos cajas por cinco pesos.

Deja marinar las piezas del pollo en mejunje de limón, ajo machacado, sal, pimienta, orégano y romero -del que recogiste en el patio-. Déjalo el tiempo que se tarda el alcohol en hacer efecto. O sea, que mientras más lento el Cuba Libre, mejor sabor tendrá el pollo. A fuego indirecto en la parrilla, siempre vigilando los jugos para sellarlo. Al final, par de minutos por cada lado a fuego directo sin descuidar. Del limón de tu próximo cubita, exprimele un poco al ave, y sirve.

De todo ese tiempo que pasamos juntos, no tengo la menor duda, de lo bien que sabes, como despertar mis pasiones.

Antes, ahora y siempre, Colegio!