sábado, 21 de septiembre de 2013

En la vera del camino

La carta guardaba el olor de su perfume. Perfume que te recordaba su mirada. Esa mirada que busca en tus pensamientos. Tus pensamientos que se marchan a los recuerdos de viejos y gratos momentos. Recuerdos que guardas en el baúl que es tu corazón.

De un viernes en el garito frente a la playa. De la inmensa tranquilidad del mar. De un beso en el viejo muelle. Del mar transparente que baña tu piel. Del ardiente sol que se esconde en las nubes. Y de aquella vieja y pegajosa canción.

Pegajosos los dedos luego de comer aquel arroz. Manitas de cerdo hervidas hasta tiernas. Garbanzos a punto mantequilla. Chorizos secos. Tomate frito, ajos y pimiento rojo rehogados en aceite de oliva. Arroz bomba, el doble de caldo. Azafrán tostado y molido. La sal en cruz. Todo bailando y cantando en la paella.

Garnacha joven de Calatayud para acompañar y ser acompañado. Sabor a frutos rojos que siempre saben a tentación.


Y en su nombre y a su nombre, Salud! Honor a quien honor merece. Demasiado pronto para llegar tan cerca de las estrellas. Sal camina y mira a ver en el firmamento donde encontraras una señal que te dirá sin egoísmos, ve corre y busca tu felicidad.

miércoles, 17 de abril de 2013

No Llores por Mi

Muy bien sabe él, que con una cruz de oro colgada del pecho, es más difícil acercárseles a los pobres. Hasta el nombre que escogió motiva una retrospección colectiva. Por él, he vuelto a darle una mirada al sur. Veo en su natal tierra un gran ejemplo. Dictadura, desaparecidos, madres y Plaza De Mayo. Guerra, frío, aviones y las Malvinas. Deuda, cierre, quiebras y bancos. Emerge hoy con su vino, su bife, su Papa y sus gauchos.


Veo el reflejo de esa historia en su cocina. De quemarse al rescoldo. De chamuscarse con el fuego. De prensar la uva. De lo sencillo y humilde en el plato del gaucho. De hervir largas hora para producir un sabroso dulce de leche.


Abundante leche completa. Plenitud de azúcar. Frescas semillas de vainilla. Al ritmo de una milonga por tres o cuatro horas. Su color de piel curtida te dirá cuando termina.


Siento el fuego alto. Me reflejo en ti Argentina. Busco en lo sencillo y allí, encuentro la vida.


En su humor particular un amigo de Córdoba entre risas me dice, “Che la culpa la tiene Francisco, que se llevo toda la humildad que estaba destinada para todos nosotros los argentinos y además no me sorprende, por que Dios ya, era argentino”.