miércoles, 17 de abril de 2013

No Llores por Mi

Muy bien sabe él, que con una cruz de oro colgada del pecho, es más difícil acercárseles a los pobres. Hasta el nombre que escogió motiva una retrospección colectiva. Por él, he vuelto a darle una mirada al sur. Veo en su natal tierra un gran ejemplo. Dictadura, desaparecidos, madres y Plaza De Mayo. Guerra, frío, aviones y las Malvinas. Deuda, cierre, quiebras y bancos. Emerge hoy con su vino, su bife, su Papa y sus gauchos.


Veo el reflejo de esa historia en su cocina. De quemarse al rescoldo. De chamuscarse con el fuego. De prensar la uva. De lo sencillo y humilde en el plato del gaucho. De hervir largas hora para producir un sabroso dulce de leche.


Abundante leche completa. Plenitud de azúcar. Frescas semillas de vainilla. Al ritmo de una milonga por tres o cuatro horas. Su color de piel curtida te dirá cuando termina.


Siento el fuego alto. Me reflejo en ti Argentina. Busco en lo sencillo y allí, encuentro la vida.


En su humor particular un amigo de Córdoba entre risas me dice, “Che la culpa la tiene Francisco, que se llevo toda la humildad que estaba destinada para todos nosotros los argentinos y además no me sorprende, por que Dios ya, era argentino”.