Tengo que admitir que, en contadas ocasiones, me meto en la cocina por miedo a que me preparen “algo raro”. Y tratándose de mi compadre, que comía hasta piedras y se “convirtió al vegetarianismo”, se podía esperar que preparase cualquier embeleco con ingredientes extraños – por lo menos para mí -, por eso me ofrecí de voluntario para ayudarlo a cocinar, pero en realidad era, digamos que, algo parecido a una misión de espionaje.
Supongo que, siendo el, de los amigos que entienden hasta nuestras miradas, propuso un plato bastante “user friendly” para ser vegetariano. Así que entre aquella combinación de intriga, curiosidad e inhibición culinaria provocada por algunas copas de vino, procedimos a preparar una sabrosa lasaña.
Me dijo, “prepara tu la carne”, y saco una bolsa con “carne de soja”. La prepare imaginando que era molida de sirloin. Cebollas y zanahorias picadas pequeñas, ajo machacado, orégano, albahaca y tomillo rehogados en aceite de oliva, sal y pimienta, una lata de tomates orgánicos, consomé de vegetales, un toque de azúcar negra y un chorro de vino tinto. Cocinar destapado y reservar un poco del jugo del guiso. Los quesos de soja. Transamos por una pasta integral, pero igualmente se puede sustituir por berenjenas o zucchini en lascas y horneados previamente barnizados con aceite de oliva, sal y pimienta
El montaje no hace falta explicarlo, pero siempre sugiero pintar el molde con un poco del jugo que reservaste para que no se peguen las cosas. Para coronar, una bechamel preparada con leche de almendras y al horno.
Tengo que admitir que comí como un salvaje, y que no extrañe para nada aquel sirloin con el que estaba haciendo cerebrito.
Cerca del día de la amistad, un abrazo a todos de mi parte y en especial a ese compay cuya amistad-hermandad trasciende la sangre.
Excepcional
ResponderEliminarMagnífico. A la hora de palabras, señor, usted y tenga.
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