Pienso que hay cosas de la historia que me parecen salidas de la mente de un escritor, más novelas o cuentos que parecen una historia verdadera.
Nunca nadie me contó como, luego de la generosa cena ofrecida por los peregrinos que se fueron de su tierra en busca de libertades, fue a parar a una reservación indígena el “salvaje” nativo. Tampoco, que yo sepa, el Mayflower realizo un segundo viaje y vino a parar a nuestras costas. Imagino, que de asi haber ocurrido, varios alcaldes disputándose la salvadora entrada por el azul mar de su azul municipio.
Aunque si así hubiese acontecido la historia, tal vez, el remembrado menú del día en que celebramos lo que todos los días deberíamos hacer, seria una gloriosa guinea en fricase. O tal vez, en todas las cocinas de nuestra isla se degustaría un arroz con buruquenas, o chuparíamos las patas de unos jueyes sancochados con un pedazo de ñame por el lado, o algún pescado frito con mojo isleño.
Pero volviendo a la realidad nuestra, felicito de corazón al discreto inventor del “pavochón”. A quien, desde el anonimato o desde el clandestinaje - dado que desconozco su deseo o falta del mismo, para la solución final del nuestro destino - se le ocurrió tan brillante idea. Ganado tiene que se le nombre un coliseo o un centro de convenciones. Aunque no descarto que haya sido por inspiración divina, ya que con un pavo que sabe a lechón, mayor cantidad de boricuas le damos las gracias a Papa Dios año tras año. “Te quedo tan bueno el pavo que sabe a lechón”, lo escucho y se me parece a cuando te dicen “estás tan blanquito que pareces un americano”… sea la madre, como si cuatrocientos años antes no hubiésemos sido colonizados por otro caucásico pueblo.
Ajos bien machacados en el mortero con sal, orégano y pimienta hasta formar una pasta. Embadurnar el jincho y desabrido pavo con la pócima de rastros indígenas. Calentar aceite o manteca - según sus arterias se lo permitan - en una cazuela, añadir unos cuantos granos del milenario achiote, barnizar la presa varias veces durante la cocción. Acompañar con una cerveza bien friíta y luego de pecar de gula, dese un palo de chichaìto y que Dios lo ayude.
Me estaba creyendo la historia del ingenioso hidalgo y caballero de la triste figura hasta que leí que su fiel escudero renunció a gobernar su tan deseada ínsula. No precisamente por torpe e incapaz, todo lo contrario, le brindo mi total admiración al peculiar personaje, sino por que no hay político en la historia que haya emulado tan singular hazana.
Que paso con el relleno???? Mofongo.....mi favorito.....Anyway la verdad es que los puertorriqueños somos una jodienda...disfrazamos al pavo de lechon y el resto de la cena muy lejos de la realidad pelegrina por estos lares....acostumbrabamos a ir todos los años a la casa del jefe de I a celebrar TG....Pavo jincho, pero la verdad le uqedaba muy rico, cranberry sauce, un most, sweet potatoe majadas, habichuelas tiernas, relleno clasico (el de las bolsitas de Pepperidgefarm), dinner rolls y de postre pecan pie!!! Y donde esta mi arrocito!!??? y mi pancito criollo?? y los pasteles??? que dif.!!! Cada año trate de añadirle algo tipico boricua a la mesa...un año fue flan, luego todos los años me lo pedian...al otro los quesitos...termine dejandole la receta!! Pero nunca me atrevi llevarles un ollon de arroz con gandures...lo pense...pero temia que pensaran que lo hacia pq no me gustaba lo que ellos ofrecian....en fin ahora lo celebramos con boricuas con pavochon, pasteles y arroz con gandures!!!
ResponderEliminarpues yo ahora que osy vegetariana, difrazo el TOFU para que sepa a "lechón"... lo que te dice que en realidad la clave de todo está en la sazón que le damos a la comida.
ResponderEliminarAsí que celebremos darle Gracias a Dios sin la necesidad de atentar contra la vida de otras de sus creaciones animales.
http://karma-free-cooking.com/2009/12/02/tofu-chon/