martes, 10 de enero de 2012

Jamon del Sandwich

Durante el mes de diciembre prefiero no acercarme al teclado para acercarme a mi mismo. Las reflexiones son inevitables. Y la melancolía que me provocan los fuegos artificiales la tengo a flor de piel.

Choco con la realidad del ciclo natural de la vida de un hombre. Espero con mi hija cartas de universidades. Veo amigos con los que hacia más de veinte años no compartía. ¡Que no pasen otros veinte para volvernos a ver!, me decía un amigo de la infancia. Conozco hijos, nietos, yernos y suegras. Intento reemplazar la alegría que provocaba el que falta en las fiestas de familia, aunque siempre notamos su ausencia. Los viejos quieren salir menos de sus casas y los chicos todo lo contrario. Mientras, nosotros nos encontramos en nuestro complejo rol de hijos y padres. En otras palabras, como el jamón del sándwich...

Y si aun te queda un trozo de jamón, pernil, pavo o lo que sea, míralo con la ternura del que no tiene que comer. Deposítalo entre dos rebanadas de algún pan. Con la mente y el refrigerador abierto busca cebollas, cilantros, pimientos, aceitunas, lechugas, pepinos, mahonesas, mostazas, aceites, quesos y mas quesos. Saltea, hornea, calienta o como mejor prefieras. De todo menos, en mi opinión, el sencillo tomate que provoca se deslice las interfaces de nuestro susodicho emparedado. Dale gracias a Dios de tu abundancia y engulle tranquilo.

Difícil si, pero después de todo, no fue tan malo el 2011. En lo personal, estreche manos nuevas y viejos lazos. Viví con menos y disfrute más. Reí junto a amigos quienes tienen motivos para llorar. Celebre con otros que están de pie luego de besar el polvo. Hoy admiro más a mis amigos que lo perdieron todo y siguen luchando por el bienestar de sus familias. En fin, hoy somos más lo que lo pusimos todo en las manos del creador.

Y como me dijo mi pelirrojo amigo, un gringo que vino a pasar unas vacaciones a su patria Puerto Rico, “cuando escuchando olas del mar, eso es Dios la que me habla”.