domingo, 4 de noviembre de 2012

Otoño

Muchos sueños nos prometen e intentan vender en estos días. Mas no hay de otra que fabricárselos artesanalmente uno mismo. Pensamos que es un mal particular, pero basta una hojeada global y veremos que no estamos solos en esto.

Pocos días faltan para que termine el año en que se terminaba el mundo. Ha sido un largo otoño de once meses, en el que se deshoja el mundo.

Pequeños brotes de primavera veo en la gente, en mi gente. En los que comienzan la universidad de allá y de aquí, de aquí y de allá, hambrientos de conocimiento. En jóvenes matrimonios que se despojan de todo y cargan sus maletas de esperanza para cruzar fronteras buscando un mejor futuro para sus pequeños. En ese amigo que deja la comodidad y belleza de sus nevadas montañas, para que su hijo viva las duras realidades y la cultura de esta pequeña isla tropical que lo adopto en su niñez y que lo hizo el ser que es hoy. En ese talentoso niño que con tan solo doce años da muestras de grandes dotes en la cocina con irreverentes propuestas como pasta para el postre y su chimichurri de cilantro.

Sal muera y vinagre de vino tinto. Cabeza de ajo y mazo de cilantro fresco que no ha tocado nevera. Procesar todo y emulsionar con un fino chorro de un buen aceite de oliva.

Se escucha la música. Tus amigos esperan. También la carne en la parrilla, la sangría de oporto con frutas tropicales en temporada. Y un mojito con yerba buena que aun conserva en sus hojas el rocío de la mañana y del mañana.

Del mañana que todos ansiamos, queremos y buscamos, no matter what!

Duro el otoño, más bella la primavera.