lunes, 13 de octubre de 2014

Las sobras

Pretender ser todos menos uno mismo. Tiempos del anti role model. De resaltar el ejemplo de quien menos debemos seguir. De disfrutar sabiendo que hay otros más jodidos. Del gran titular que provoca un imbécil. De vender periódicos a costa del ridículo. De vender tiempo comercial en la televisión a expensas de un tonto con iniciativa, o peor aún, con dinero. De quien más le vale el tamaño de las nalgas que el del cerebro. De esa bola de nieve que sigue creciendo con la ignorancia colectiva con la que nos pretenden educar. Pretender ser todos menos uno mismo.


Del rechazo a nuestras raíces y del pecado del orgullo nacional. Y si, nacional.pr no dot com. De la vergüenza de almorzar en la fonda de la esquina. Del absurdo de mostrar orgullo por esa foto en Facebook del plato de la comida china, italiana o mejicana de una cadena norteamericana.


De las sobras de una pasta Alfredo, una ensalada. De las sobras de una pechuga de pollo, unos tacos. De las sobras de arroz blanco, un arroz chino.  Pero con unas habichuelas guisadas, un arroz mamposteao.


Sofríe unos pedacitos de jamón o chorizo en un chorro de aceite de oliva. Cebolla lila en trozos pequeños. Un poquito de sofrito. Añade el arroz viejo y las habichuelas moviendo constantemente. Adorna con cilantro picadito fino y a comer con lo que sea y comparte con quien sea.



Claro que hay buenos ejemplos a seguir. Claro que hay buenas noticias. Claro que hay motivos para reir. Claro que tenemos mucho de que sentirnos orgullosos. Claro que hay que terminar con egoísmo y la procastinacion, para juntos construir tus sueños y los míos.

martes, 30 de septiembre de 2014

Siembra

Fue a la guerra a salvar vidas. Korea, Vietnam y Vietnam otravez. Alguno que otro crudo relato. De algún  paciente en la sala de emergencias, tal vez. O de las prostitutas en las calles de Saigón. Alguno que otro hermoso recuerdo.  De la nieve en Virginia donde se convierte en padre, de las noches de Paris donde caminaba con su amada esposa o de las praderas de Texas de donde regresa condecorado a la tierra que le vio nacer.

Siempre me intrigaba el reloj rococó que trajo de Francia. Me llamaban la atención sus ollas anaranjadas LeCrucet. Me hablaba del beaujolais y de la Torre Eiffel. Con el aprendí lo que era el grilled cheese y el croque   Monsieur.

De Texas me enseno lo que era el BBQ, open pit para ser exacto. Donde pasaba horas asando pollo y chuletas en las fiestas de familia para luego acompañar el consabido arroz con gandules de la abuela.

Trozos de pollo en su puertorican rub. Sal y ajo machacado, orégano, alguno que otro limón de su patio que nunca podían faltar. Ni para la cocina, ni para las cuba libres de sus cunados. El pollo en una parrilla alta sobre el fuego, para que cuando callera la grasa no chamusqué el pollo y el humo lo ayude a cocinar. Paciencia y una “cervecita de la base”. Rosada la carne por el ahumado, crujiente la cuerito.

A   escondidas me daba la pruebita para que los demás no le pidieran. Forma en la que desarrollo esa confianza paternal que mantuvo conmigo hasta el día de su muerte. Nos acogía en el patio de su casa, los que mantenía como si fueran los campos elíseos. Con múltiples flores, fuentes, plantas, árboles y estanques. Hasta uvas sembró! Todo se le daba, como dicen en el campo. Se le daba el amor al prójimo de forma natural, se le daba la sonrisa de forma natural, se le daba el sentido del humor de forma natural y se le daba la humildad de forma natural.

Ya paso un ano de que te fuiste. Tu cuerpo fue sembrado y sigue dando buenos frutos. Claro que me haces falta. Pero gracias por ensenarnos vivir.