sábado, 7 de noviembre de 2009

Aquellos Jueves

EL tren de la vida se detiene en la estación de la Universidad. Lugar donde conocimos nuevos sabores, olores y sudores. Donde también se conocen nuevos ingredientes, por necesidad algunos, por curiosidad los otros. Nuevos ungüentos, licores, pociones, inciensos, especias y hierbas. Algunos en la cocina y otros fuera de ella. Donde sentimos que el peso de la responsabilidad - responsabilidad por nuestro futuro y responsabilidad por nuestros actos - pone a prueba la fuerza de nuestras rodillas. Donde se conocen nuevas miradas. Donde las relaciones humanas toman nuevas dimensiones. Se trasciende la amistad con lazos mas fuertes que la sangre. Donde con dolor, se conoce el amor. Mi universidad huele a mango, atún, galletas, malta y cerveza. "Mayaguez pueblo oscuro, en ti no hay nada que valga...". Fido, Perdomo, La Marina, Franco, Da. Daisy, El Cacique y otros nos acogieron con Cariño. Pero el bolsillo nos hizo adentrarnos en la cocina. Cocina por necesidad. Tratando de emular sabores y olores que nuestra memoria guardaba. Bajaban las vecinas a averiguar que habia en la olla. Descubrimos la cocina como arma de seducción. Luz tenue, algo de música. Comer en el piso, comer con las manos, limpiar una gota que bajo por los labios, chuparse los dedos, olvidarse del postre... A pesar de las velas, son hoy nuestras esposas. Porque temer comer en la oscuridad? Me preocupaba que todo le gustara con la luz encendida.

Jueves eternos, domingos de playa, llegar de madrugada, "munchies", desaparecer lo que quedaba. Limpiar una olla con un pedazo de pan. Compartir lo poco, échale agua a la sopa y "échale semilla a la maraca pa' que suene, rucucuta cuta"... Arroz con tocino con fricasé de lo que fuera, guiso tolerante que nos da tiempo a para probar y corregir. De gallina vieja, de ternera congelada, o de cabrito regalado o robado. El cabrito era/es mi preferido, no por la aventura sino por su sabor. Carnes duras, sabor exótico, mucho hueso - como algunas de nuestras amigas - que requerían un trato especial, digamos, una buena limpieza primero - limón o naranja - seducción lenta con vino y especias desde el día anterior. Fuego lento, nada de agua. Aceite de oliva, cebollas, pimientos morrones, hojas de laurel, pimienta en grano, sofrito de la abuela, vino barato, mucho vino por dentro y para adentro. Mientras mejor la compañía, mas lento el fuego. Partida de dominós, análisis político - discusión segura - , nueva trova, música folclórica andina, rock británico, algún cantautor nuevo. Mayas, aztecas e incas en la conversacion. Maíz en la ensalada, chocolate para el postre y papas en el fricasé, para indicarnos cuando estara listo. Antes de servir, súbele el fuego al guiso para que el aceite mezcle. Sirve sobre el arroz. Engulle, saborea, suda, respira hondo, ríe, descansa. Recupera las energías para lo que venga.

Y si lograste olvidar las preocupaciones de lo cotidiano, la actividad habrá quedado "muy lucida".

http://www.youtube.com/watch?v=4GG5wimsSIE

2 comentarios:

  1. La columna de noviembre me toca muy de cerca... la velas... bueno nos negamos a no ver lo que comiamos!!! En fin dicen que el amor entra por la coicna... es cierto, fue uno de los trucos que nos a llevado a 17 años de matrimonio, ♥

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  2. Juanci.......estas del cara!!!! Tu como siempre, una mezcla de emociones y de ingredientes!!!! Siempre logras tu proposito....."HACERNOS LLORAR, REIR Y COMER......y amar entre medio....todo a la vez!
    Ruth que linda la historia de ustedes!!!!
    La historia mia tambien comenzo en el colegio...PERO NO POR LA COCINA pues odiaba cocinar y Paco solo comia pollo Morton (del area de congelados)
    Gigi

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